Mi fruto
...y finalmente naciste. Fueron meses de esperarte, soñarte, imaginarte... Cuando te pusieron sobre mi pecho me sentí completa...ahí estaba esa parte que me faltaba! Sentirte mamar por primera vez fue maravilloso, superó ampliamente mis expectativas.Luego de un tiempo tus ojos empezaron a clavarse en los míos. Tu instinto te hacía mamar pero tu alma y la mía eran sólo una. Tus ojos, mis ojos...tu corazón el mío. Había tanto amor entre los dos en ese simple momento,un sentimiento tan fuerte y profundo que quedó grabado en mí para siempre. Esa inexplicable conjunción de miradas estaba formando un lazo tan fuerte y resistente que soportaría todos los embates de la vida, nada podría separarnos ya.El néctar de mi cuerpo estaba diseñado para alimentarte y fortalecerte y el de mi alma para amarte y protegerte. No importa el tiempo transcurrido, cada vez que mis ojos se cruzan con los tuyos revive, por un imperceptible instante, el amor desbordante de aquel primer contacto.Hay cosas que no pueden explicarse con palabras y esa sensación de saltar el corazón del pecho al ver a un hijo es una de ellas.
Poema de: Cynthia Beigt
Protagonistas de la foto:
Ainelén Acero con su beba Alfonsina Vespa
Asistencia: Bibiana Troilo
Idea y Montaje: Anna Blank
Fotografía: Anna Blank